Vida y prestancia
Murió el hijo.
Murió el hijo.
No supo que fue suicidio.
En su entierro la hija te lo contó.
Pienso en aquel joven que conocí años atrás. Quizá ya treinta.
En mi recuerdo la primera impresión amerada de información sobre el padre violento en su niñez. Ausente.
Conocí a la madre, ya no podrá hablarme y mirarme. Su rostro hermoso. Su gesto. El timbre de su voz.
Empiezo la lectura de una novela y en la descripción del que se habla veo esa impronta de elegancia y altivez que aquel primer momento cotejé.
Soy testigo en la vida. Escribir y leer de ella me dan.
Junio. En casi su mitad. A menos para ese aniversario que no quise ni quiero celebrar.
Estos días a gusto conmigo, pero con migrañas que no consigo atajar.
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