Brechas

 Extraño  Fuera de mi. Acaso nuestro entorno no es un mundo de extraños que por el trato se cree próximo. Sales al mundo previsible de quienes te acogen. Pero la misma palabra se apercibe de aquello que pienso fue. Añoranza de un estar que no volverá, en que hubo extraños que nos dieron acogida con amabilidad. Ser amable es la mejor manera de acercar. Las sonrisas dadas o recibidas abren canales de proximidad. De ello hacen uso para engañar y traicionar. Caes en ese encantamiento de extraños que te atraparon en un acercamiento para sacar provecho de ti. La vorágine se alimenta de la confianza del incauto. Salir indemne de estas lides es una proeza que sólo sabe quien las supera. Se vive en un escaparate de pantallas, buscando aprobación de los demás. Intercambiando atenciones y saludos entre extraños que no se cruzarán nunca la mirada.

Murió el hijo. Murió el hijo. No supo que fue suicidio. En su entierro la hija te lo contó. Pienso en aquel joven que conocí años atrás. Quizá ya treinta. En mi recuerdo la primera impresión amerada de información sobre el padre violento en su niñez. Ausente. Conocí a la madre, ya no podrá hablarme y mirarme. Su rostro hermoso. Su gesto. El timbre de su voz. Empiezo la lectura de una novela y en la descripción del que se habla veo esa impronta de elegancia y altivez que aquel primer momento cotejé. Soy testigo en la vida. Escribir y leer de ella me dan. Junio. En casi su mitad. A menos para ese aniversario que no quise ni quiero celebrar. Estos días a gusto conmigo, pero con migrañas que no consigo atajar.