Escritos espejo
Ladran. Maúllan. Remugan. Sienten. Pensamientos vienen. Pensamientos van. Hay que levantar el ánimo. No desesperar. Cuando la sierpe se enrosca, toca respirar. Pensar que pasará. Se sale, aunque vuelva a darte. Escucharte desde presente aquello que creíste destilar, y resultó ser un espejo acuoso al que te cuesta mirar. Tu voz, allí está. Han pasado los años. Casi veinte. Cuesta creerlo. Esta pantalla te lo revierte. Los escritos mezclados entre cajones aguardan en su silencio. La pantalla te los devuelve y en muchos casos sin esa carga del momento perdido. Tenerlos en libro y leerlos es saber que allí estarán para otro futuro en que tu no leerás.